¡¡¡Hola a todos!!! ….. Hoy me
gustaría dedicar mi post a un tema al que por desgracia, casi nunca le damos la
atención necesaria, y ese tema es el cuidado de nuestra boca. Parece que ir a
revisiones periódicas o hacer algún tratamiento odontológico en las clínicas
dentales nos supone un gran sacrificio, tanto económico como en muchas
ocasiones psicológico. Y es que cada vez que tenemos que hacernos un “arreglito
dental” el bolsillo nos cruje, y los nervios de muchas personas se alteran hasta llegar
casi al pánico. La palabra “dentista” sigue produciendo horror a muchos.
Tener una sonrisa bonita forma
parte de nuestra tarjeta de presentación: por muy bien vestido y arreglado que
vayas, si la boca no está en consonancia con el resto, el conjunto total no irá
a nuestro favor. Por eso hay que pensar siempre en mantener nuestra dentadura
lo mejor posible. Boca cuidada, boca bonita. Siempre funciona.
Julia Roberts. Sin duda, una de las mejores sonrisas del mundo del cine.
Foto extraída de Internet
Actualmente hay multitud de clínicas dentales en todas las ciudades, y algunas de ellas, o ya prácticamente todas, ofrecen muy buenas financiaciones para poder llevar a cabo nuestros arreglos o tratamientos. Es cuestión de ir y pedir presupuestos. Nos los darán sin problemas y harán que todo nos sea un poco más fácil.
La regla básica para mantener
bien nuestra dentadura, es sin lugar a dudas una correcta higiene. Dicen que
hay que lavar nuestros dientes 3 veces al día: por la mañana después del
desayuno, a mediodía después de comer, y por la noche antes de acostarse. Esta
es la primera norma: una correcta limpieza, utilizando el cepillo dental y el
dentífrico que consideremos mas oportuno, y por supuesto, dedicando un par de
minutos a cepillarnos cuidadosamente para que no queden restos alimenticios, que
serán los que mas adelante nos provocaran las temidas caries. También es muy
conveniente realizarse al menos una vez al año una higiene dental en nuestra
clínica de confianza. Gracias a esto, nos eliminaran el sarro que se forma
entre los dientes, y que tanto perjudica
y afea nuestra boca. Yo me hice una de estas “limpiezas” hace como un mes, y
como es habitual en este caso, salí encantada: mi querida Luisa, higienista de
la clínica a la cual acudo desde hace varios años, me dejó una dentadura más
limpia y reluciente que un sol. ¡Así da gusto Luisa!.
Hacerse la revisión periódica
también es importantísimo, ya que todas esas caries que a veces nos salen y que
nosotros no hemos detectado, además de otros posibles problemas odontológicos
que a simple vista no percibimos, ellos enseguida los ven y podrán encontrar la
solución más rápida y favorable. Mejor empastar que extraer la pieza, ¿no?. En
mi caso, puedo comentar que desde mi clínica dental me envían una carta cada
6/8 meses, recordándome que de forma gratuita puedo hacer la revisión, con lo
cual no hay excusa para no ir.
También hay algo que quisiera
decir: años atrás las clínicas dentales eran lugares desagradables, incluso
tétricos en algunos casos. De pequeña tuve que utilizar lo que ahora se llama
“brackets”, algo que es muy habitual en niños, pero que en aquella época muy
pocos odontólogos los ponían, ya que prácticamente no había demanda de ellos. Recuerdo el consultorio donde mi madre me llevaba
cada 15 días, y el terror que me producía entrar allí: un fortísimo olor a “dentista”
lo invadía todo, había un silencio casi sepulcral en la sala de espera ya que nadie
hablaba ni se miraba, y para colmo, nada mas entrar en el gabinete del médico,
había una vitrina con una calavera dentro, que supongo para él debía ser muy
agradable y divertida tener allí, pero a mis ojos de niña aquello era
absolutamente espantoso. Nunca he podido olvidar ni aquel consultorio ni
aquella vitrina. Por suerte hoy en día todo es absolutamente diferente, y las
clínicas dentales están montadas con mobiliario moderno y alegre, música ambiental de fondo y un
ambiente muy distendido tanto por parte de los médicos como del personal que le
ayuda.
Y con respecto al “dolor”, no hay
tampoco que temer, ya que hoy en día las anestesias que se utilizan hacen que
la parte a tratar quedé tan completamente dormida que es imposible (o casi
imposible) sentir nada. Supongo que en algunos casos es inevitable que el
paciente sienta molestias, pero casi siempre las anestesias hacen su función
perfectamente.
Así que ya sabéis: higiene
correcta cada día después de las comidas, ir a revisiones periódicas, acudir si
notamos algún tipo de molestia o dolor que pudiera encubrir alguna patología
urgente de tratar, hacer las higienes en la clínica una vez al año, y sobre
todo, pensar que nuestra boca nos agradecerá siempre el buen trato que le demos
haciéndonos lucir una bonita sonrisa.
Espero que os haya gustado el post
de hoy. Nos vemos en el próximo.