Ya estoy de vuelta de mi viaje de este verano 2017. He tenido la suerte de conocer y recorrer una ciudad que me ha parecido maravillosa, y que os recomiendo mucho si tenéis oportunidad de ir alguna vez: Viena ♥. Y voy a haceros ahora un muy pequeño resumen de lo que ha sido este viaje inolvidable.
Viena, nada mas llegar, me recordó mucho a Praga, quizás porque su arquitectura tiene cierta similitud con la de la capital checa: grandes edificios antiguos y señoriales, y el sello inconfundible de haber sido en su momento la capital del Imperio Austro-húngaro. Es una ciudad muy agradable para pasear (no tienes sensación de agobios ni ruidos excesivos), y prácticamente la mayoría de las cosas que se pueden visitar se concentran en gran parte en una zona muy concreta. Igualmente, hay que decir que la red de transporte público para moverse por Viena es estupenda (metro con varias lineas y sus correspondientes transbordos, tranvías, trolebuses, autobuses, taxis), y te permite ir donde quieras en pocos minutos.
La capital austríaca te va envolviendo poco a poco, hasta conseguir que te enamores de ella. Al menos eso es lo que a mí me ocurrió: tiene tanto encanto y tanto para ver, que te faltan ojos para poder captarlo todo. El tiempo es muy cambiante, y pasa de sol radiante a cielo totalmente gris en pocos minutos. No hay mas remedio que llevar alguna prenda de abrigo y el paraguas encima, vayas donde vayas. Te puede pillar un chaparrón en el momento menos pensado.
La emperatriz (kaiserin) Sissi y Mozart son sin duda los dos iconos de esta ciudad, y los vas encontrando por todas partes, ya sea en forma de cajas de bombones, imanes de nevera, vasos, tazas, jarrones, posavasos, pañuelos de papel, láminas para enmarcar .... Viena sigue teniendo muy claro que parte de su fama se la debe a estos dos personajes, y les rinde su merecido homenaje.
De los lugares que he visitado y que os recomiendo no perderos si vais allí, destaco los siguientes:
Catedral de San Esteban. Preciosa. La foto no le hace justicia.
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Iglesia de Carlos Borromeo. Mi favorita de todas las que pudimos ver. Impresionante su interior, todo en mármol rosado, y sus frescos que actualmente están restaurando, y que son increíbles. En su interior han instalado un ascensor que te permite llegar hasta lo mas alto de su cúpula, donde se pueden observar los frescos que menciono con mas detalle.
En esta iglesia se ofrecen muchos conciertos, y para comprar la entrada correspondiente no hay problema: las venden en la puerta.
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En esta iglesia se ofrecen muchos conciertos, y para comprar la entrada correspondiente no hay problema: las venden en la puerta.
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Cripta de los Capuchinos (cerca de la catedral), lugar donde reposan los restos de toda la familia imperial, así como sus familiares directos.
El ringstrasse, una gran avenida que recorre la ciudad en sentido circular, enmarcando todo el casco antiguo, y que te permite ver muchos edificios del momento de mas esplendor de Viena.
La ópera. Hicimos la visita guiada (en español a las 14:00 h), y es muy recomendable. Nos encantó.
El café Sacher, en el Hotel del mismo nombre (está muy cerca de la ópera), para tomar un trozo de la famosa tarta de chocolate que lleva su nombre. Hicimos cola durante un buen rato para poder entrar, y es caro, pero mereció totalmente la pena: la tarta es buenísima.
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El museo Sissi, dentro del Palacio Hofburg, donde se pueden ver sus aposentos, muebles, vajillas, cristalerias, réplicas de algunos de sus vestidos, joyas....
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El Palacio Schönbrunn, residencia de verano de la familia imperial y que se encuentra un poco mas alejado del centro histórico de la ciudad. Se llega en metro, que te deja muy cerca de la puerta de entrada. De este palacio solamente pudimos ver y pasear por sus maravillosos jardines, ya que la falta de tiempo nos hizo imposible hacer la visita guiada para ver su interior .... ¡¡¡ ya tengo la excusa perfecta para volver a Viena !!!.
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El parque Stadpark, en el centro de la ciudad. Un precioso rincón verde, donde descansar un rato, leer, relajarse ....
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La iglesia de Votiva, muy cerca de la Universidad. Sí, la están restaurando y tiene este aspecto por fuera, pero por dentro es increíble.Toda una joya del gótico.
Los jardines del Palacio Belvedere. Un rincón precioso para recorrer, pasear y disfrutar. Se puede visitar solamente el museo de pintura que hay en su interior.
El Prater, con su famosa noria que te permite ver una panorámica maravillosa de toda la ciudad.
Viena es una ciudad algo cara para nuestro bolsillo "español", pero he de decir que no tanto como yo esperaba y algunos me habían dicho. Hay multitud de cafeterias y restaurantes donde ofrecen menús diarios que están muy bien, a precios razonables. Otra cosa que os recomiendo probéis en Viena son sus helados: nos encantaron. Hay muchas heladerias por todas partes.
Ha sido sin duda un viaje precioso e inolvidable. Volveré, como ya me ha pasado anteriormente con alguna otra capital europea. Y en este caso, quizás lo haga en época prenavideña, cuando los mercadillos y las luces lo inundan todo...... Viena me ha llegado al corazón y de ahí no saldrá nunca.
Por otra parte, deciros también que en inglés os podrán entender en todas partes. Los vieneses son amables y muy corteses, y te atienden perfectamente allá donde vayas. Saben tratar al público y se nota. Es una ciudad muy comercial, donde se puede encontrar absolutamente de todo y por todas partes.
Otra cosa que me gustaría destacar es la limpieza y orden que se ve en sus calles y jardines, y lo organizados y puntuales que son. Carriles bici inundan sus aceras, que son respetados tanto por usuarios como por peatones.
Y aquí termino por hoy. Me queda hablaros de Bratislava, la capital de Eslovaquia, la cual también visitamos un día, yendo desde Viena en tren en poco mas de una hora. Pero eso es tema para otro post. Espero que éste os haya gustado, y os mando saludos a todos. Hasta pronto !!!!.
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Los jardines del Palacio Belvedere. Un rincón precioso para recorrer, pasear y disfrutar. Se puede visitar solamente el museo de pintura que hay en su interior.
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El Prater, con su famosa noria que te permite ver una panorámica maravillosa de toda la ciudad.
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Viena es una ciudad algo cara para nuestro bolsillo "español", pero he de decir que no tanto como yo esperaba y algunos me habían dicho. Hay multitud de cafeterias y restaurantes donde ofrecen menús diarios que están muy bien, a precios razonables. Otra cosa que os recomiendo probéis en Viena son sus helados: nos encantaron. Hay muchas heladerias por todas partes.
Ha sido sin duda un viaje precioso e inolvidable. Volveré, como ya me ha pasado anteriormente con alguna otra capital europea. Y en este caso, quizás lo haga en época prenavideña, cuando los mercadillos y las luces lo inundan todo...... Viena me ha llegado al corazón y de ahí no saldrá nunca.
Por otra parte, deciros también que en inglés os podrán entender en todas partes. Los vieneses son amables y muy corteses, y te atienden perfectamente allá donde vayas. Saben tratar al público y se nota. Es una ciudad muy comercial, donde se puede encontrar absolutamente de todo y por todas partes.
Otra cosa que me gustaría destacar es la limpieza y orden que se ve en sus calles y jardines, y lo organizados y puntuales que son. Carriles bici inundan sus aceras, que son respetados tanto por usuarios como por peatones.
Y aquí termino por hoy. Me queda hablaros de Bratislava, la capital de Eslovaquia, la cual también visitamos un día, yendo desde Viena en tren en poco mas de una hora. Pero eso es tema para otro post. Espero que éste os haya gustado, y os mando saludos a todos. Hasta pronto !!!!.
