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miércoles, 26 de marzo de 2014

BOCA CUIDADA, SONRISA SANA Y BONITA


¡¡¡Hola a todos!!! ….. Hoy me gustaría dedicar mi post a un tema al que por desgracia, casi nunca le damos la atención necesaria, y ese tema es el cuidado de nuestra boca. Parece que ir a revisiones periódicas o hacer algún tratamiento odontológico en las clínicas dentales nos supone un gran sacrificio, tanto económico como en muchas ocasiones psicológico. Y es que cada vez que tenemos que hacernos un “arreglito dental” el bolsillo nos cruje, y los nervios de muchas personas se alteran hasta llegar casi al pánico. La palabra “dentista” sigue produciendo horror a muchos.

Tener una sonrisa bonita forma parte de nuestra tarjeta de presentación: por muy bien vestido y arreglado que vayas, si la boca no está en consonancia con el resto, el conjunto total no irá a nuestro favor. Por eso hay que pensar siempre en mantener nuestra dentadura lo mejor posible. Boca cuidada, boca bonita. Siempre funciona.

Julia Roberts. Sin duda, una de las mejores sonrisas del mundo del cine.
Foto extraída de Internet

Actualmente hay multitud de clínicas dentales en todas las ciudades, y algunas de ellas, o ya prácticamente todas, ofrecen muy buenas financiaciones para poder llevar a cabo nuestros arreglos o tratamientos. Es cuestión de ir y pedir presupuestos. Nos los darán sin problemas y harán que todo nos sea un poco más fácil.

La regla básica para mantener bien nuestra dentadura, es sin lugar a dudas una correcta higiene. Dicen que hay que lavar nuestros dientes 3 veces al día: por la mañana después del desayuno, a mediodía después de comer, y por la noche antes de acostarse. Esta es la primera norma: una correcta limpieza, utilizando el cepillo dental y el dentífrico que consideremos mas oportuno, y por supuesto, dedicando un par de minutos a cepillarnos cuidadosamente para que no queden restos alimenticios, que serán los que mas adelante nos provocaran las temidas caries. También es muy conveniente realizarse al menos una vez al año una higiene dental en nuestra clínica de confianza. Gracias a esto, nos eliminaran el sarro que se forma entre los dientes,  y que tanto perjudica y afea nuestra boca. Yo me hice una de estas “limpiezas” hace como un mes, y como es habitual en este caso, salí encantada: mi querida Luisa, higienista de la clínica a la cual acudo desde hace varios años, me dejó una dentadura más limpia y reluciente que un sol. ¡Así da gusto Luisa!.

Hacerse la revisión periódica también es importantísimo, ya que todas esas caries que a veces nos salen y que nosotros no hemos detectado, además de otros posibles problemas odontológicos que a simple vista no percibimos, ellos enseguida los ven y podrán encontrar la solución más rápida y favorable. Mejor empastar que extraer la pieza, ¿no?. En mi caso, puedo comentar que desde mi clínica dental me envían una carta cada 6/8 meses, recordándome que de forma gratuita puedo hacer la revisión, con lo cual no hay excusa para no ir.

También hay algo que quisiera decir: años atrás las clínicas dentales eran lugares desagradables, incluso tétricos en algunos casos. De pequeña tuve que utilizar lo que ahora se llama “brackets”, algo que es muy habitual en niños, pero que en aquella época muy pocos odontólogos los ponían, ya que prácticamente no había demanda de ellos. Recuerdo el consultorio donde mi madre me llevaba cada 15 días, y el terror que me producía entrar allí: un fortísimo olor a “dentista” lo invadía todo, había un silencio casi sepulcral en la sala de espera ya que nadie hablaba ni se miraba, y para colmo, nada mas entrar en el gabinete del médico, había una vitrina con una calavera dentro, que supongo para él debía ser muy agradable y divertida tener allí, pero a mis ojos de niña aquello era absolutamente espantoso. Nunca he podido olvidar ni aquel consultorio ni aquella vitrina. Por suerte hoy en día todo es absolutamente diferente, y las clínicas dentales están montadas con mobiliario moderno y alegre, música ambiental de fondo y un ambiente muy distendido tanto por parte de los médicos como del personal que le ayuda.

Y con respecto al “dolor”, no hay tampoco que temer, ya que hoy en día las anestesias que se utilizan hacen que la parte a tratar quedé tan completamente dormida que es imposible (o casi imposible) sentir nada. Supongo que en algunos casos es inevitable que el paciente sienta molestias, pero casi siempre las anestesias hacen su función perfectamente.

Así que ya sabéis: higiene correcta cada día después de las comidas, ir a revisiones periódicas, acudir si notamos algún tipo de molestia o dolor que pudiera encubrir alguna patología urgente de tratar, hacer las higienes en la clínica una vez al año, y sobre todo, pensar que nuestra boca nos agradecerá siempre el buen trato que le demos haciéndonos lucir una bonita sonrisa.

Espero que os haya gustado el post de hoy. Nos vemos en el próximo.

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